martes, 11 de septiembre de 2007

Ciudadelas

Para el primer juego a reseñar en el blog, he optado por Ciudadelas, de Bruno Faidutti. No por nada en especial, aunque bueno, fue el primero junto con el Munchkin que reavivó de algún modo mi interés por los juegos de mesa “no convencionales”.

Ciudadelas no es realmente un juego de mesa. Bueno, de mesa sí que es, de lo que no es es de tablero. Se trata de un juego de cartas no coleccionable en el que, a diferencia de los juegos de cartas coleccionables, no necesitas gastar tanta pasta en hacer una baraja competitiva ya que todos juegan con la misma baraja.

Según la caja, se trata de un juego que acepta de dos a siete jugadores, aunque, personalmente, es a partir de 3 cuando se disfruta más.

Los componentes:

Una baraja de cartas de distrito (hay 4 distritos posibles, cada uno de ellos representado por un color), más los distritos maravilla, de color morado.

Una baraja de cartas de personaje. Los 8 básicos (numerados por este orden: el Asesino, el Ladrón, el Mago, el Rey, el Obispo, el Mercader, el Arquitecto y el Condotiero), más otros 9 adicionales para darle variedad en partidas posteriores.

Un sobre con monedas de plástico del bueno… (se las podrían haber currado más la verdad…).

El objetivo:

El objetivo final es ser el jugador que construya la ciudad más bonita del mundo. Para ello hay que construir 8 distritos (poner en juego pagando su coste 8 cartas de distrito).

La mecánica:

La mecánica del juego es muy sencilla. Cada turno, cada jugador debe elegir, empezando por el jugador que escogió al rey en el turno anterior, cuál es el rol que más le interesa escoger según la situación de la partida, ya que cada uno de ellos tiene unas habilidades específicas. El asesino puede asesinar a otro de los 7 personajes, el ladrón puede robarle las monedas, el mago puede intercambiar sus cartas, el rey es el personaje que el siguiente turno escoge primero; el obispo no puede ser atacado por el condotiero; el mercader roba una moneda extra; el arquitecto roba dos cartas extra y puede construir hasta tres distritos y el condotiero puede destruir un distrito. La elección se realiza sin que los demás sepan qué personaje has escogido, lo que convierte la deducción de la misma en uno de los puntos del juego.

Vale, ya tenemos cada uno nuestro personaje sin que los demás lo sepan… ¿Y ahora qué? Pues ahora, y una vez pasada la fase de elección de personajes, que es la que más tiempo lleva (hace aflorar las caras de poker, los sudores y el terror en las expresiones del más impertérrito jugador… jeje), comienza el desarrollo del turno normal. Éste se hace siempre siguiendo el orden que marcan las cartas, es decir, el jugador que controla al rey va declarando a los personajes que actúen en el mismo orden: primero el asesino, luego el ladrón, el mago, etc. Cada personaje elige si robar dos monedas o dos cartas de distrito, de las que escoge una, y luego ejecuta (si quiere) su rol (p. ej. El asesino declara que asesina al ladrón). Por último y si le es posible pagar su coste, puede construir un distrito. Luego le tocaría el turno al ladrón (que en este caso, puesto que ha sido asesinado, no lo revelaría y perdería su turno), al mago, etc.

Una vez se llegue al último personaje, el jugador que escogió al rey, si lo hubo, recoge las cartas de personaje, las mezcla y comienza de nuevo el turno escogiendo otra vez nuevos personajes.

Y así hasta que uno de los jugadores llegue a 8 distritos, momento en el cual se hace recuento de puntos en el que influyen varios factores: ser el primero en llegar a 8, tener un distrito de cada color, las maravillas aportan capacidades especiales a tu ciudad, etc.

El juego está bastante bien y las partidas son más o menos rápidas. Echar varias seguidas cansa, por lo que por eso incluyen en la caja otros 9 personajes nuevos, para intercambiarlos con los antiguos (la bruja, la reina, etc.), cada uno con nuevas capacidades. El precio del juego ronda los 20 euros, que, aunque es caro si lo comparas con una baraja Heraclio Fournier (de las buenas, no de las que regalan con una botella de pacharán), es como dejar de echarte cuatro cubatas, así que los vale. Las ilustraciones de los distritos y de los personajes son muy buenas y tal vez, como ya he dicho, las monedas se merecían ser algo más chulas.

Actualmente lo han reeditado, ya que la edición anterior se había agotado (buena señal, aunque vaya usted a saber de cuánto son las tiradas en este campo), y han aprovechado para sacar una expansión, con 11 maravillas nuevas y las 20 cartas de personaje, ya que al ser las más manoseadas, se deterioran bastante (recomiendo plastificarlas nada más abrir el juego, yo llegué tarde…).

Aquí la web del juego, bastante currada, como casi todas las de la editorial edge.

Y aquí el contenido de la caja.


Saludos

5 comentarios:

Jesús dijo...

gran juego, gran video, gran reseña y magnífica banda sonora! lo de las carticas, con unos sobres de Magic es mas q suficiente, no hace falta plastificarlas.

Hail and Kill

Miskatonic dijo...

Humm probaré con las fundas a ver...
Je, si, aunque la canción hace que el juego parezca más épico de lo que lo es. Tal vez pegue más con otros juegos...el Juego de Tronos tal vez? :P

Anónimo dijo...

La verdad es que es un juego original, sencillo en cuanto a normas y sobretodo muy divertido. No sólo cada partida es totalmente diferente e imprevisible, sino tambien cáda turno. Un 10 a la musica del video tambien ;)

Por Ascalon!

Miskatonic dijo...

Eh kamahl, eso lo dices porque el otro día te dejamos ganar en tu debut ;)

Anónimo dijo...

Eso fue la suerte del principiante, jeje. Aver si lo repetimos mas viernes ahora que ya se jugar, y no teneis escusa. XD