martes, 1 de enero de 2008

Príncipe de nada

Si a cualquier aficionado al género se le pregunta por sus series actuales favoritas, es probable que responda que "Canción de hielo y fuego" o la saga de Geralt de Rivia. Pero creo que hay otra que aunque debido a una complejidad de lectura un poco mayor es menos popular, está alcanzando a estas últimas en aficionados con opiniones unánimes respecto a su calidad, Príncipe de nada. Bueno, tal vez haya dejado fuera a "La rueda del tiempo" cuyas hordas de seguidores no estarán de acuerdo conmigo, o a la saga de Malazan, que por no traducida (todavía, y para días) no puedo opinar.


Pues bien, hace un par de días acabé la lectura de "El pensamiento de las mil caras", tercer libro de la trilogía que compone la saga de "Príncipe de nada", después de "En el principio fue la oscuridad" y "El profeta guerrero". Tres tomos escritos por R. Scott Bakker y editados en español por timunmas en 2005, 2006 y 2007.


Bakker, influenciado por Tolkien y "Dune" según él mismo reconoce, cuenta una historia con claros trasfondos filosóficos en la que el vasto mundo se encuentra agitado por una Guerra Santa religiosa. La aparición de un personaje, Anasurimbor Kellhus, un dunyaino, tambalea las estructuras de poder actuales hasta jugar un papel príncipal en la posible llegada del segundo Apocalípsis. Por su parte, Drusas Achamian, miembro de la escuela del Mandato, escuela que sueña una y otra vez con el primer Apocalípsis con el propósito de no olvidarlo, se siente cada vez más atraído por la figura de Kellhus y su implicación en el transcurso de la historia. Esmenet, prostituta de Sumna, y Cnaiur un scylvendio que a lo largo de los libros va cayendo en el pozo de la locura, forman el cuarteto protagonista de una historia que según creo no acabará con esta trilogía... Así pues, la historia tiene algo de búsqueda personal, algo de viaje iniciático, algo de filosofías de vida de los pueblos, mucho de guerras, bastante de traiciones y un todo de desarrollo de personalidades complejas nada arquetípicas.


La principal diferencia con las otras dos series que le da ese toque distinto es, en mi opinión, el tempo de la historia. Mientras que en "Canción.." casi cada capítulo pasa algo relevante en la trama, aquí el desarrollo se centra en la personalidad de cada personaje y el cambio del mundo. Mientras en "Cancion..." se llega a picos de auténtico infarto debido a su estructura de capítulos, cada uno desde el punto de vista de un personaje, aquí la historia fluye lentamente, absorviéndote, hasta que al mirar atrás, cada personaje no se parece en nada al que era al principio. Probablemente debido a la formación filosófica del autor (doctor en filosofía) se centra especialmente en dar una coherencia filosófica a su obra y su mundo, y debido a mi no-formación filosófica, o a la poca costumbre de leer según que complejidades... francamente, había momentos en los que me encontraba perdido en la lectura. Pero al final, el ritmo toma velocidad y en los últimos capítulos creo que se cierra todo bastante bien. Por supuesto, con esa puerta abierta a continuar que tienen prácticamente todas las sagas fantásticas.


La edición de los libros está bien, y siempre que no estén agotados, se puede uno comprar la trilogía toda de vez, sin miedo a que se quede algún volumen sin editar. Además cosa rara en España, no han tenido que dividir los libros al traducirlos, así que está vez es una trilogía de tres libros, y no seis.


Más información, en inglés aquí.

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